José Martí destacó que sólo el amor engendra melodías y que amar no es más que el modo de crecer. También precisó que el amor es la excusa de la vida y enfatizó que palpita en cuanto vive: rebosa el ser de amor cuanto contempla lo existente.

Se pueden citar otras múltiples consideraciones expuestas por Martí en torno a ese grandioso sentimiento que entrelaza a los seres humanos y a los pueblos. Martí consideró que en cualquier etapa de la vida el amor está presente y constituye fuente de inspiración porque para es la única ley de la autoridad.

Precisamente en uno de sus poemas expresó:

Que viví sin amor fuera mentira.

Todo espíritu vive enamorado:

El alma joven nuevo amor suspira.

Aman los viejos por haber amado.

Específicamente éste es un fragmento del poema titulado “Flor Blanca”, publicado el 27 de junio de 1875 en la Revista Universal de México. También Martí aseguró: “El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla, arbolillo, a flor, y a fruto.”

Puede decirse que como hombre de gran sensibilidad actuó motivado por el amor y su vida tuvo una correspondencia plena con lo que fuera plasmando a través de sus escritos y discursos.

El 29 de abril de 1893 en el periódico Patria señalaría al respecto lo siguiente:

Dos años después en una emotiva carta que le enviase a María Mantilla, fechada el 9 de abril de 1895, también Martí expresaría al referirse al amor que es delicadeza, esperanza fina, merecimiento y respeto.

Más allá de José Martí a través del tiempo muchos otros poetas, compositores, escritores y artistas cubanos han tratado en sus obras acerca del simbolismo del amor.

Cito, en especial, un poema de la prestigiosa poeta y escritora cubana Dulce María Loynaz, que se hizo acreedora por parte de Cuba del Premio Nacional de Literatura, y que además recibió el Premio Cervantes otorgado por la Real Academia de la Lengua española.

Se trata del poema titulado Balada de un amor tardío, en el que señaló:

Amor que llegas tarde 

Tráeme al menos la paz;

Amor de atardecer, ¿por qué extraviado 

camino llegas a mi soledad?

Amor que me has buscado sin buscarte,

No sé qué vale más 

La palabra que van a decirme 

O la que yo no digo ya... 

Amor... ¿no sientes frío? Soy la luna: 

Tengo la muerte blanca y la verdad

Lejana... –No me des tus rosas frescas;

Soy grave para rosas. Dame el mar...

Amor que llegas tarde, no me viste 

Ayer cuando cantaba en el trigal... 

Amor de mi silencio y mi cansancio, 

Hoy no me hagas llorar.

Este 14 de febrero se celebra en Cuba el Día de los Enamorados, que igualmente resulta considerado como el día del amor y la amistad.

A través de disímiles formas en este día muchas personas simbolizan de modo muy especial esos sentimientos que sienten ya sea con flores, un sencillo regalo, una tarjeta, una invitación ó sencillamente con una aparente simple llamada o una video llamada que intenta resumir todo el caudal de cariño que se experimenta aun cuando por diversas razones no se pueda hacerlo de manera presencial, sino como se suele decir ahora, de forma virtual.

Pensamos que es muy importante que lo que se haga un día como hoy se convierta metafóricamente hablando en un modo de actuación cotidiano y que el amor siempre esté presente, que lo sintamos latir al compás de nuestros corazones, que nos haga vivir de modo sistemático instantes de felicidad plena no sólo en la relación de pareja o familiar, sino también en nuestros contactos con amistades, compañeros y compañeras de labor, con nuestros vecinos y hasta con personas que coincidamos de manera ocasional.

Recordemos las enseñanzas que nos legó José Martí a través de su breve pero fecunda existencia puesto que igualmente enfatizó: “¡Con el amor renace la esperanza!”