de mi Habana

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publicado el 21/01/2021

LUIS AYERTARÁN MOLINER

Tras ser capturado a su regreso a Cuba de una misión revolucionaria que se le había encomendado en el exterior, el Coronel del Ejército Libertador Luis Ayestarán Moliner fue juzgado y condenado a muerte.  Su ejecución tuvo lugar en La Habana el 24 de septiembre de 1870.

Moliner nació en La Habana el 16 de abril de 1846. Estudió en el colegio El Salvador y se graduó de abogado en la Universidad de La Habana.  

Se reconoce como el primer habanero que acudió a sumarse a las fuerzas libertadoras.  

Se incorporó a la guerra el 20 de noviembre de 1868, en el ingenio Cafetal, cerca de Nuevitas, Camagüey.

En marzo de 1869 forma parte de la comisión creada por los camagüeyanos para entrevistarse con los villareños, alzados desde febrero de ese año con el objetivo de acordar el tipo de gobierno que debía instaurarse en la República en Armas.

Este hecho se conoció como la Reunión de Tínima, celebrada el 7 de abril de 1869 en la finca de igual nombre.  

Resultó elegido por la Asamblea Constituyente de Guáimaro como miembro de la Cámara de Representantes.  

Él participó de modo directo en varios combates, siendo el más importante el de Minas de Juan Rodríguez en Guáimaro, el 1 de enero de 1870, bajo las órdenes del Mayor General Ignacio Agramonte.

El 8 de mayo de 1870 la Cámara de Representantes  decidió enviarlo a Nueva York con una secreta y delicada misión.

 

El 14 de julio de ese año salió en una pequeña embarcación rumbo a Nassau, de donde siguió en el vapor Morro Castle hacia Nueva York, adonde llega el día 29.

En el viaje de regreso hacia Cuba partió de los Estados Unidos el 10 de agosto en el vapor Magnolia, rumbo a Nassau y de allí prosiguió el 7 de septiembre en la goleta Guanahaní, conduciendo un valioso cargamento de armas y municiones.

El día 14, al avistar un buque español y siendo inminente la posibilidad de ser capturados, lanzaron la carga al mar y desembarcaron en Cayo Arenoso, entre Cayo Romano y la costa norte de Camagüey.

Inicialmente Ayestarán logró internarse en Cayo Romano, pero tan sólo unos días después fue hecho prisionero, exactamente  el 18 de septiembre.

Entonces resultó trasladado por las autoridades españolas hacia La Habana donde de inmediato fue juzgado y condenado a la pena máxima.

Ante la certeza que sería ejecutado el patriota habanero Luis de Ayestarán y Moliner escribió a su madre a la que le manifestó: “Moriré como he vivido, con la conciencia de haber cumplido un deber, de no haber hecho mal a nadie, y sí mucho bien a infinidad de personas”.

 

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