1833.  Nace en La Habana Ramón Fonst.

Hijo primogénito de un acaudalado habanero, de ascendencia catalana y de una mujer de origen vasco, fue un niño precoz por sus razonamientos y por su afición a la lectura de libros de aventuras.  Influido por su padre, que fue un gran esgrimista, desde pequeño se sintió atraído por esta disciplina deportiva. 

Comenzó su vida en el deporte cuando tenía tan sólo 11 años. Obtuvo su primer premio en un torneo de florete realizado en el Liceo de Janson de Sailly, en París. Un lustro después en un año ganó 64 medallas, 44 de ellas en tiro de pistola y el resto en torneos de espada y carreras en bicicletas. En 1900 decidió participar en los Juegos Olímpicos que se celebrarían en la capital francesa. Fue el primer deportista cubano que obtuvo medallas de oro en una Olimpiada.  

En 1904 también asistió a la tercera olimpiada efectuada en San Luis, Estados Unidos y en esa ocasión conquistó cinco medallas de oro en florete, bastón y espada, todas individuales, y en florete y sable por equipos.  Implantó un récord de 24 asaltos consecutivos sin ser tocado por sus contrincantes. 

Falleció en La Habana el 10 de septiembre de 1959, cuando contaba de 76 años.

1865.  Nace  Arístides Agüero Betancourt.

Estudió Farmacia en la Universidad de La Habana. 

En la guerra de 1895 a 1898 por la independencia de Cuba desempeño la representación del Gobierno de la República en Armas en los países de América del Sur. Ya en los primeros decenios del siglo veinte se dedicó a la diplomacia. Murió en Berlín, Alemania, en 1933, cuando cumplía una misión oficial.

1878.  Procedente de Guatemala llega a La Habana José Martí en compañía de su esposa. En Guatemala había estado desde abril de 1877 hasta mediados de agosto de 1878. 

En La Habana reside hasta septiembre de 1879 cuando fue detenido por estar realizando labores conspirativas en pro de la independencia cubana. Fue deportado nuevamente hacia España.

1964. El Comandante Ernesto Che Guevara en carta dirigida al presidente de la Comisión de Extensión Universitaria de la Universidad de La Habana, rechaza la propuesta que éste le había planteado para que ofreciera una charla y recibir, a cambio, una remuneración adicional.

Le expresa en su misiva:  “Entre muchas retribuciones que he recibido, la más importante es de ser considerado parte del pueblo cubano: no sabría valorarlo en pesos y centavos”.