Juan Bruno Zayas Alfonso, cuyo nacimiento tuvo lugar en el barrio del Cerro en La Habana el ocho de junio de 1867, llegó a ser el más joven de los generales cubanos que cayó en la guerra por la independencia de Cuba. La influencia paterna desempeñó un papel decisivo en la formación de su carácter y en su decisión de servir a la causa de la independencia de su tierra natal.

Con el decursar del tiempo se graduó de médico y fue a ejercer esta profesión en el poblado Vega Alta, en la entonces provincia de Las Villas.  Precisamente fue en esta zona de Cuba cuando el 25 de abril de 1895 se alzó en armas en unión de otros patriotas para secundar en la parte central de Cuba las acciones que ya desde dos meses antes habían comenzado a realizarse en la entonces provincia de Oriente.

A partir de ese instante evidenció su audacia y valor en disímiles combates. Algunos meses más tarde cuando entró en el territorio villareño la Columna invasora dirigida por Máximo Gómez y Antonio Maceo, él le presta su ayuda decisiva.

Participó ya con el grado de Coronel en la significativa Batalla de Mal Tiempo, hecho acaecido el 15 de diciembre de 1895, y seguidamente Antonio Maceo lo seleccionó para que continuase junto a su tropa en la invasión hacia la provincia más occidental de Cuba, Pínar del Río.

Juan Bruno Zayas participó en más de 40 combates y evidenció un alto grado de valor y disciplina militar.

Junto a Antonio Maceo llegó incluso hasta Mantua el 22 de enero de 1896 y fue uno de los firmantes del documento que se rubricó en Mangos de Roque en el que se detalló el cumplimiento exitoso de la invasión.

Después cumpliendo órdenes de Maceo,  retornó a la provincia de Las Villas con el objetivo de reorganizar a las fuerzas que operaban en ese territorio y a la vez buscar refuerzos para trasladarlos hacia Pínar del Río. Tras cumplir dicha misión salió nuevamente hacia la zona más occidental de Cuba, pero el 30 de julio de 1896 se produjo su caída en un enfrentamiento con fuerzas españolas cerca del poblado de Quivicán. Ya ostentaba el grado de Mayor General.

Su determinación de luchar por Cuba lo había demostrado no sólo por la forma en que participó en los combates, sino también por lo expuesto en una comunicación a su hermano cuando lo instó a que abandonara los campos de  batalla a cambio del indulto o salida al extranjero.

Entonces le manifestó: “No hemos empuñado las armas para someternos vergonzosamente de nuevo a la dominación española, sino para triunfar o morir por la independencia”.

Juan Bruno Zayas, quien fue a ser el más joven de los Generales del Ejército Libertador Cubano, causó una notable impresión a veteranos combatientes y aguerridos jefes de los luchadores independentistas, entre ellos Antonio Maceo quién al dirigirse a  Máximo Gómez le señaló que Juan Bruno había  muerto  en el cumplimiento de su deber, como hubiera hecho el veterano más distinguido de la Guerra Grande.

Y agregó: “Muerte que lamento por sus extraordinarias condiciones de valor y su celo en el orden y disciplina del ejército, unidos a su amor infinito a la causa que defendemos”.