CLAUDIO JOSÉ DOMINGO BRINDIS DE SALAS
Claudio José Domingo Brindis de Salas, notable violinista y compositor cubano, llegó a ser calificado como el Paganini negro y como el Príncipe de las Octavas.
El primero de dichos calificativos estuvo relacionado con el hecho del color de su piel y por ser comparado con un relevante violinista italiano y el otro fue por la forma tan magistral en que solía tocar el violín.
Él alcanzó significativos reconocimientos a nivel internacional, incluso varias condecoraciones en Europa.
Su nacimiento tuvo lugar en La Habana el cuatro de agosto de 1852. Hijo de un músico, desde la etapa de su niñez, comenzó a estudiar el violín primero con un profesor nombrado José Redondo, después con el belga José Van Der Gucht y finalmente se trasladó a París donde estudió en el conservatorio de la capital francesa.
Durante cinco años consecutivos obtuvo en dicho Conservatorio el Premio de Honor y de ese centro escolar egresó con el prestigio suficiente como para presentarse y triunfar en distintos salones franceses y en otros países.
El público europeo se maravilló con las presentaciones del músico cubano. Lo hicieron, incluso, miembro de órdenes españolas, francesas, portuguesas y austríacas. Llegó a ser violinista de Cámara de su Majestad, el emperador de Alemania.
No obstante sus grandes éxitos en Europa, Claudio José Domingo Brindis de Salas no olvida a su tierra natal. En varias ocasiones visitó Cuba. La primera fue en 1877. Se presentó en La Habana en el teatro Payret y después en los altos de El Louvre y seguidamente en el teatro Tacón. Nuevamente ofreció conciertos en la capital cubana en 1886 y 1900, respectivamente.
La última vez que vino a Cuba fue en 1911. Empezó a realizar otra gira por América, pero ya estaba afectado por la tuberculosis.
En Argentina se presentó pero no de la forma que lo había caracterizado. Entonces comenzó a deambular por Buenos Aires sin rumbo fijo y finalmente fue recogido en una calle por una ambulancia en un estado deplorable.
Incluso pudo ser identificado por el pasaporte que portaba junto a un programa musical.
Falleció en la capital argentina el primero de junio de 1911.
En 1930 se promovió que los restos de Claudio José Domingo Brindis de Salas descansaran en su tierra natal, pero al hacerse la exhumación del cadáver se comprobó que se hallaba momificado.
Entonces tuvo que hacerse la incineración. En Cuba sus cenizas fueron recibidas por una comisión de personalidades de las letras, la música y las artes en general.
Se ofreció un concierto en su honor por parte de la Orquesta Sinfónica Nacional. Acompañada de una corona gigantesca que semejaba un violín resultó depositada en el Cementerio Colón la urna que contenía sus cenizas en el Panteón de la Solidaridad Musical de La Habana.
En 1956 por iniciativa del prestigioso investigador de la música cubana Odilio Urfé se procedió al traslado de la urna hacia la sede del Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas en la antigua Iglesia de Paula en La Habana Vieja. En la actualidad allí permanece dicha urna que descansa sobre un pedestal de mármol.
En el Museo Nacional de la Música existente en La Habana se exhibe un violín cuya propiedad se le atribuye a Claudio José Domingo Brindis de Salas.