Domingo de salida en familia. Nos ponemos de acuerdo para escoger el lugar. Mi esposa comenta acerca de un sitio acogedor en el Vedado que le recomendó una amiga. Ella habla de precios adecuados, de comida bien elaborada y magníficas atenciones por parte del personal, entre otros halagos y yo, aunque me muestro escéptico, al final acepto. Destino: el complejo heladería-hamburguesera Zapata y 12.

Llegamos bien temprano y la primera imagen fue muy positiva. Como el cartel indica, abrieron a las 10 de la mañana. En el interior hay 11 mesas. Bien pronto el local estaba lleno. La curiosidad de mi profesión de periodista me llevó a intercambiar con algunos de los presentes. Más del 50% de ellos son habituales al lugar. Algunos lo visitan hasta días alternos y otros tienen como rutina ir todos los domingos. El resto, que asiste por vez primera, tampoco imaginaban, como yo al inicio, que en La Habana existiera un lugar así.

La calidad y buen precio de las hamburguesas y los helados (hasta 5 sabores) capaces de competir y hasta superar a los que sirven, incluso, en la internacionalmente famosa Coppelia. Algunos de mis interlocutores dejan en el aire una sugerencia a modo de pregunta: “Periodista, ¿no cree que este lugar merece mayor promoción?”.

La institución gastronómica es visitada por personas de todas las edades. La cantidad de adultos pertenecientes a la tercera edad e, incluso, niños que en pequeños grupos asisten sin la compañía de mayores, demuestra que lo de los precios asequibles es la pura verdad. ‘Vale la pena volver’ -me dice mi esposa apoyando la frase con el gesto afirmativo de su cabeza y corroborando la veracidad de la sugerencia de su amiga.

Y pienso que sí, que bien vale la pena, pues los habaneros, y los cubanos todos, necesitamos de este tipo de espacios en los que nos brinden un servicio de calidad con precios acordes a los que puedan soportar nuestros bolsillos. Por el momento, me despido con una felicitación quienes hacen que eso sea posible.

P.D: El Complejo Zapata y 12 fue inaugurado el pasado mes de febrero, a partir del encadenamiento productivo entre la estatal Empresa de la Industria Alimentaria (EPIA) y la empresa privada de responsabilidad unipersonal Epcc, como parte del proceso de reanimación de las opciones gastronómicas y comerciales que tienen lugar en la capital cubana.

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