Una  singular figura cubana que se destacó por su aporte en el campo de las letras y la pedagogía fue Rafaela Chacón Nardi, quien falleció en La Habana el 11 de marzo del 2001 cuando contaba 75 años.

Nacida en La Habana el 24 de febrero de 1926 ella comenzó a escribir versos desde su infancia, pero fue en la adolescencia cuando sintió la imperiosa necesidad de expresarse poéticamente.

Graduada en la Facultad de Educación de la Universidad de La Habana se ganó un lugar destacado en el ámbito cultural del país. 

Con el decursar del tiempo  llegó a ser considerada como una de las grandes poetisas cubanas de la segunda mitad del siglo XX. 

Ella legó a generaciones de cubanos una obra artística y didáctica. Fue poetisa, profesora y sobresalió por sus valores intelectuales y humanos.

Dedicó una gran parte de su obra a los niños y les dio excelentes páginas de lectura.

Trabajó además como periodista  e investigadora.  Fungió como funcionaria del Centro Regional existente en Cuba de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, y  contribuyó al desarrollo de la educación infantil y al fomento de la literatura y la lectura.

Su obra lírica  se reflejó en poemarios de gran valor.

Su primer libro fue el titulado Viaje al sueño, que fuera  publicado en 1948, y resultó  considerado como cuaderno fundacional no sólo de su bibliografía, sino también de la lírica cubana de los años de la década del cincuenta en el pasado siglo.

Después de este primer gran hallazgo lírico, como calificaron algunos críticos a este libro, publicó otras obras significativas, varias de ellas dirigidas a la infancia.

También escribió un interesante libro relacionado con 100 momentos importantes en la vida de José Martí.

Su último libro de versos lo publicó en el 2000. Fue una antología poética con el título Del íntimo esplendor.

Por su trayectoria profesional recibió reconocimientos, entre ellos la medalla Alejo Carpentier, otorgada por el estado cubano.

Rafaela Chacón Nardi confesó en una de las entrevistas que le hicieron que se consideraba un ser sociable aunque se reconocía amiga de la soledad y en cuanto a la labor específica de los poetas, manifestó que vivían sin preocuparse por ser encasillados en un estilo, en clasificaciones o en etiquetas.

Igualmente con respecto a su existencia y su labor creativa llegó a afirmar que le gustaba mantener los ojos abiertos a todo lo que le ha incitado porque la vida toda es poesía y es tarea del poeta saberla extraer del mundo y expresarla.

Y agregó: “Me gusta mucho esa imagen de la vida como un viaje al sueño con los ojos abiertos en el sentido de que un artista debe ser receptivo a todo lo que lo rodea.”