Emilio Ballagas Cubeñas, destacado poeta cubano, falleció en La Habana el 11 de septiembre de 1954. En una de sus obras, el poema titulado Nocturno que forma parte del libro Sabor Eterno, llegó a detallar:

    ¿Cómo te llamas, noche de esta noche?

                            Dime tu nombre. Déjame tu santo y seña

                            Para que yo te reconozca, siempre,

                            A través de otras noches diferentes.

                            ¡ Y que pueda llamarte gozoso, trémulo,

                            por tu nombre!

Emilio Ballagas nació en Camaguey el 7 de noviembre en el año 1908. Su primer libro de poesías apareció publicado en 1931, cuando contaba 23 años. Dicho libro se tituló Júbilo y Fuga. En el momento que fuera editado este libro, él se hallaba estudiando en la Universidad de La Habana. 

Dos años después se graduó de doctor en Pedagogía y comenzó a trabajar en la ciudad de Santa Clara en la Escuela Normal.

Realizó primero la labor de profesor de Español y después llegó a ser director del centro.

Ballagas en 1937  comisionado por la Secretaria de Educación de Cuba, viajó a Francia y realizó importantes investigaciones sobre manuscritos de autores americanos, conservados en la Biblioteca Nacional de París. Confeccionó un catálogo de los originales en lenguas indígenas existentes en dicha biblioteca.

Varios años después viajó a los Estados Unidos de América. Residió allí un año y trabajó en un instituto especializado en la enseñanza de los ciegos.

En 1947, tras obtener el doctorado en filosofía y letras retornó a La Habana y cuatro años más tarde, con su libro Cielo en rehenes, recibió el Premio Nacional de Poesía. Dicho libro estuvo  inédito hasta un año después de su muerte.

En 1953 en el concurso por el centenario del natalicio de José Martí obtuvo un premio por sus Décimas  por el júbilo.

Acerca de su labor como poeta, Emilio Ballagas manifestó en una oportunidad:  “La poesía en mi NO es un oficio ni un beneficio. Es una disciplina humilde, un hecho humano al que NO puedo negarme, porque me llama con la más tierna de las voces, con una inconfundible voz suplicante e imperativa a la vez. Como poeta NO me siento en modo alguno un ser excepcional y privilegiado.”