El primer y multitudinario encuentro de Fidel con los habitantes de La Habana
Aunque desde la etapa de su juventud Fidel residió en la capital del país, primero al ser estudiante de la escuela de los jesuitas, después al cursar la enseñanza superior en la Universidad de La Habana y seguidamente por laborar como abogado, puede decirse que su primer gran y masivo encuentro con los habitantes de la urbe capitalina se produjo el 8 de enero de 1959, cuando llegó a esta ciudad al frente de la Caravana de la Libertad.
Ese día, una espontánea e intensa interrelación se produjo desde su entrada por la zona del actual municipio Cotorro y su posterior transitar por distintas avenidas y calles hasta llegar al entonces campamento militar de Columbia donde fue recibido igualmente por miles de habaneros allí congregados.
Al improvisar un discurso, Fidel señaló que ese era un momento decisivo de la historia de Cuba pues la tiranía había sido derrocada y destacó que la alegría era inmensa. De inmediato precisó que, a pesar de ello, quedaba mucho por hacer todavía.
Y agregó: “No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil”.
Ya desde ese instante Fidel expuso que decir la verdad era el primer deber de todo revolucionario y recordó que esa fue la premisa que llevó a cabo el Ejército Rebelde durante el desarrollo de la lucha revolucionaria.
En ese encuentro inicial con los habitantes de La Habana, Fidel igualmente expuso lo que significaba para la Revolución el apoyo y la gran fuerza que había en el pueblo.
Al respecto expresó con particular trascendencia que cuando escuchaba hablar de columnas, de frentes de combate, de tropas más menos numerosas, “siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra, esa tropa es el pueblo”.
Y recalcó que si a él le preguntaran qué tropa preferiría mandar, “yo diría: prefiero mandar al pueblo”.
El acto se prolongó hasta casi las doce de la noche. Culminó así el recorrido que durante más de una semana realizó la Caravana de la Libertad desde Santiago de Cuba hasta La Habana.
En el transcurso de varios decenios, durante el desarrollo de la Revolución Cubana, La Habana, como capital del país, fue un lugar en el que Fidel habló en disímiles ocasiones y estuvo en contacto directo con el pueblo.
El máximo líder de la Revolución participó en grandes concentraciones populares, en asambleas generales del pueblo, en actos por los aniversario del triunfo de la Revolución o de los asaltos a los cuarteles “Moncada” y “Carlos Manuel de Céspedes”, en actos y desfiles por el Día Internacional de los Trabajadores, en la clausura de congresos del Partido, así como en actos de homenaje a relevantes personalidades que visitaron el país, otros de despedida de duelo, en misas auspiciadas por los Papa que habían visitado Cuba y, además, en la clausura de festivales mundiales de la juventud, desfiles militares, actividades culturales y deportivas y en Marchas del Pueblo Combatiente, por tan sólo citar éstas a manera de ejemplo.
Y en todas las ocasiones, al igual como había sucedido en las actividades y actos efectuados en diferentes lugares de Cuba, siempre se hicieron presentes los principios que él expusiera en aquel memorable instante en que llegó a La Habana, el 8 de enero de 1959.
Fueron y siguen siendo, por ser fuente de enseñanza y motivación, instantes particularmente emotivos simbolizados en la plena identificación entre el máximo líder de la Revolución y el pueblo cubano.
Cada año, en estos días iniciales del mes de enero, se reedita la histórica marcha de la Caravana de la Libertad que culmina en La Habana en el mismo sitio, sólo que ese lugar, ya desde el propio año 1959, dejó de ser un campamento militar cuando se convirtió en la Ciudad Escolar Libertad.
Precisamente el 14 de septiembre de 1959 se celebró allí el acto de inicio del primer curso escolar en el período revolucionario y nuevamente desde allí habló Fidel, ésta vez acompañado, además de profesores, por una gran cantidad de niños, muchos de los cuales iniciaban su vida como estudiantes. A ellos les señaló: “De todos los actos y de todos los hechos que hemos vivido desde que iniciamos esta lucha revolucionaria, ningún momento más feliz para nosotros que este.”
Y en la parte final de su discurso, tras destacar la trascendencia que tenía el estudio para los niños, pues así serían buenos revolucionarios, Fidel, al dirigirse al entonces Ministro de Educación, el doctor Armando Hart Dávalos, destacó: “Compañero Ministro de Educación: en sus manos ponemos esta fortaleza y de ella arriamos nuestra bandera victoriosa, para entregarle a la educación la fortaleza conquistada”.
(Foto tomada de Internet)