Eusebio Leal: La Habana, la mejor de mis pasiones
"Mi alma vagará eternamente por La Habana. Ha sido el mejor de mis amores, la mejor de mis pasiones, el mayor de mis desafíos", así afirmó el más fiel de los habaneros Eusebio Leal Spengler, quien este domingo 11 de septiembre cumpliría 80 años de edad.
La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, lugar que prestigió durante muchos años, desarrolla múltiples actividades para denostar el ideal del Novio de La Habana, quien nos legó su amor eterno e infinito por La Habana y por Cuba, a la que varias veces calificó de #CubaPatriaAmada.
Y es que Eusebio fue un apasionado de su tiempo, un carismático por su oratoria, un estudioso profundo de nuestra historia, de nuestro Patrimonio. En sus intervenciones y discursos siempre abrazó el sentimiento patriótico, Eusebio fue y es un patriota cubano, que con su intelequia trazó una obra restauradora que ha permitido a nuestra Isla tener un reconocimiento más allá de sus propias fronteras. De ello dijo en una de sus intervenciones en la Mesa Redonda "Yo no me pertenezco, mi nombre ya es otra cosa. No se corresponde conmigo. Me busca más problemas, realmente, mi nombre por todo lo que exige de mí, que todo lo demás. Esta es una obra de la Nación, es una obra de Cuba, es una obra de la Revolución".
Eusebio Leal vino al mundo en pleno corazón capitalino, en la calle Hospital 660 del municipio Centro Habana, el 11 de septiembre de 1942. Puede calificarse de formación autodidacta, pues a los 16 años, comenzó a trabajar en el gobierno municipal donde alcanzó el nivel de sexto grado. Como otros jóvenes interesados por la Historia, fue acogido por Emilio Roig d Leushering y orientado por él en su vocación.
Sin haber obtenido oficialmente más nivel escolar, y luego de una preparación, presentó exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, que le permitieron ingresar a ese centro de altos estudios por Decreto Rectoral para cursar la Licenciatura en Historia en 1974. Concluyó sus estudios en 1979.
Dotado de un sentido humano y una ética excepcional, caracterizado por una lealtad, honestidad y una honradez exquisita, con su capacidad autocrítica expresó:
“Yo no aspiro a nada, no aspiro ni siquiera a eso que llaman la posteridad; yo no aspiro a nada, yo solo aspiro a haber sido útil. Y le pido perdón a todos aquellos que, a lo largo de la vida, en la búsqueda necesaria de lo que creí mi verdad, pude haber ofendido; y a mis propios errores que cometí con la pasión juvenil en que todo hombre y todo pueblo busca sus propios caminos. Yo creo que al final lo encontré, y que esa luz que veo ahora, ahí, en medio de las tinieblas del ocaso, es finalmente el camino”.
Muchos intelectuales fueron sus colaboradores, pero hay una periodista que además de ser fiel admiradora de la obra de Leal, como una mágina soñadora de estos tiempos, tiene un denodado empeño en enaltecer la vida, la obra, y la esencia del ser de Eusebio Leal: Ella es Magda Resik. En una entrevista publicada en Habana Radio, la emisora que dirige a pedido de Fidel y de Leal, ella afirmó:
–¿Qué es lo que más admiró y apreció de Eusebio?
Fue una relación de mucho respeto, gran admiración y amor. Lo traté siempre de usted, hasta el último día de su vida, aun junto a su lecho de muerte; cuando me permitió verle en momentos de debilidades del cuerpo y el alma, cuando la enfermedad le provocaba inmensos dolores y lo obligaba a una fragilidad que muy pocas veces se permitió en su estoica manera de enfrentar la vida. Profesaba la fe cristiana y la revolucionaria, que se traducía para él en ser fidelista. No era un jefe común. Sus exigencias provenían del propio ejemplo. Su liderazgo crecía porque nunca exigió algo que no fuera capaz de cumplir y porque pocos seres humanos podían igualarle en cultura, austeridad y humildad.
Al final de su vida repitió varias veces en público que era una hija para él, que no necesitaba bastón si se apoyaba en mi hombro. Imaginarás qué orgullo y qué compromiso siento a diario por no defraudarle ante tamaña deferencia, y cuánto aprecio que un hombre tan grande como él me haya tratado como una hija entre los miles que en el mundo le acompañaron y le profesan un afecto infinito. Esos gestos suyos me conmueven todavía, hasta las lágrimas. Pero como él, trato de no hacer pública esa debilidad a causa de extrañarle cada día más; porque Leal merece toda nuestra fuerza, alegría y empeño para seguir desarrollando de conjunto, con todos sus fieles colaboradores y seguidores, esa labor fundacional de ternura infinita por La Habana y por Cuba, su patria amada.
Y qué nos enseñó el intelectual, leal a su Habana y a su Cuba en su andar por estas tierras? Y Magda resuelta y sabiéndose conocedora del hombre culto y hermoso que es Eusebio Leal nos afirma: Enseñarnos el valor del patrimonio, predicarlo como una doctrina y sacrificar hasta su salud por rescatarlo. La Habana es otra después de su existencia. Y también en el país prendió una llama de amor por preservar aquello que nos enorgullece, identifica y distingue.
Y ya hay un grupo de Leales a Leal en La Habana, por toda Cuba. En las redes sociales muchos magnifican su "Andar La Habana", se sentido restaurador, su defensa al Patrimonio, su apego a la historia de Cuba con aristas inimaginables, su humanidad desde la atención a un visitante de abolengo (como la histórica visita del Principe del Reino Unido, Carlos Tercero)
Y su alma vaga por La Habana desde siempre, y como afirma Magda, allí donde esté su alma, iluminará ese camino de amor por la cultura y la historia cubanas.
Así le recordamos siempre con amor y respeto por ese hombre que aportó todo su ser por La Habana, por Cuba y su Patrimonio.
Autora: Maria Salomé Campanioni