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publicado el 28/08/2022

El monumento que refleja a José Martí con el Traje de Presidiario

En el área de las antiguas Canteras de San Lázaro, en el actual Museo Fragua Martiana, se localiza un monumento que refleja al joven José Martí en su etapa de presidiario.

Hasta entonces sólo  había una huella pictórica de ese período de su existencia, la foto que desde las propias canteras enviara a su madre con el traje de preso y con los grilletes a la que le puso una significativa dedicatoria.

El 28 de agosto de 1870 Martí le detalló a su progenitora:

Mírame, madre, y por tu amor no llores:

Si esclavo de mi edad y mis doctrinas,

Tu mártir corazón llené de espinar,

Piensa que nacen entre espinas flores.

Martí trataba de darle el ánimo necesario a su madre que lógicamente sufría por la situación que se hallaba su hijo desde hacía varios meses.

Martí había sido detenido en octubre de 1869 y en marzo del siguiente año fue condenado a prisión y a la realización de trabajo forzado.

En esa fecha Martí también le envió un similar retrato a su gran amigo de la infancia Fermín Valdés Domínguez, al que le aseguró:

Hermano de dolor, no mires nunca

En mi al esclavo que cobarde llora;

Ve la imagen robusta de mi alma

Y la página bella de mi historia.

Cuando Martí escribe estos versos que acompañaban la foto suya con traje de presidiario tenía tan sólo 17 años.

Ya desde hacia varios meses  estaba padeciendo el encierro primero en la cárcel de La Habana y después en el Presidio Departamental.

A ello se le añadía que desde que fuera condenado en abril había tenido que enfrentarse además a la gran pesadilla del trabajo forzado en las Canteras de San Lázaro.

Pero ni el encierro ni el trabajo forzado habían podido doblegar su entereza.

Esta etapa  de la vida de Martí sirvió para que creciera en él su amor por su tierra natal y reafirmara su convicción de ser solidario con el dolor ajeno más que con el propio dolor que debía encarar y sufrir a título personal.

Para ejemplificar esto basta tener en cuenta lo que señalara algún tiempo después cuando al escribir sobre sus vivencias en el Presidio Político en Cuba, detalló que si los dolores verdaderamente agudos pueden ser templados por algún goce, sólo puede templarlos el goce de acallar el grito de dolor de los demás.

Precisó seguidamente:

“Y si algo los exacerba y los hace terribles, es seguramente la convicción de nuestra impotencia para calmar los dolores ajenos.”

Y además en este trabajo publicado en España, algún tiempo después de haber salido de la prisión, Martí patentizó al evocar a sus compañeros que habían quedado en el presidio en Cuba: “¿A qué hablar de mi mismo, ahora que hablo de sufrimientos, si otros han sufrido más que yo. Cuando otros lloran sangre, ¿qué derecho tengo yo para llorar lágrimas?”

La idea de crear un monumento dedicado a Martí durante su etapa de presidiario surgió en el fundador y director hasta su fallecimiento en 1976 de la Fragua Martiana Gonzalo de Quesada y Miranda.

En 1970 año en que se conmemoró el centenario de que Martí hubiera tenido que realizar trabajo forzado en dichas canteras al haber sido ya condenado se intentó lograr hacer realidad el proyecto del monumento.

Miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano y otras instituciones habían colaborado monetariamente y se pensó inaugurar la obra escultórica el 4 de abril de 1970, pero ello después no fue posible.

No obstante en la Fragua Martiana se quedó archivado el proyecto inicial, una figura en yeso hecha por el artista Teodoro Ramos Blanco.

El 29 de octubre del 2001 se retoma la idea de elaborar el citado monumento. Pero ya Teodoro Ramos había fallecido en 1975.

Entonces se le encomendó la realización de dicho monumento al destacado escultor José Villa Soberón. Este creador partió de la idea original, es decir reflejar a Martí encadenado como si estuviera trabajando en las canteras.

Soberón decidió hacer la estatua en bronce que es mucho más resistente al clima que la piedra y no levantarla sobre un pedestal, sino a la altura del piso, donde el público puede palparla y admirarla de cerca.

Para conformarla tuvo en cuenta la foto dedicada por Martí a su madre en la que aparece encadenado y con un sombrero en la mano izquierda y el boceto de yeso de Teodoro Ramos y a estos elementos le agregó un pico en la diestra.

El artista reflejó al Martí adolescente, con el uniforme de recluso, encadenado, rapado y con una gran fuerza en su mirada con el propósito que sus ojos evidenciaran a la vez dolor y orgullo. 

La estatua se localiza en el Jardín del Recuerdo en un montículo que da a la calle Hospital. Este monumento fue inaugurado el 27 de enero del 2003.

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