Efemérides habaneras. 20 de julio.
1926. Es asesinado el dirigente obrero Alfredo López.
Llegó a ser un destacado dirigente sindical que luchó por la unidad y defensa de los intereses de los trabajadores. Tuvo que ver con la fundación en 1925 de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, a la que definió como el instrumento idóneo para resistir la política represiva de la tiranía machadista. Precisamente atendiendo a su prestigio y el peligro que entrañaba para el régimen dictatorial resultó objeto de persecuciones. Unos días antes de sufrir la artera agresión y ante las amenazas que había recibido por parte de un esbirro al servicio del dictador que le había señalado que si no abandonaba los sindicatos “la cabeza te huele a pólvora”, señaló: “Yo no puedo abandonar a los trabajadores”. Y cuando sus familiares y amigos le indicaban que se cuidara se limitó a decir sonriente: “Sólo me pueden matar una vez”.
El 20 de julio de 1926 cuando caminaba por la calle Gloria en dirección hacia Zulueta en La Habana donde estaba el Centro Obrero, un esbirro al servicio de la dictadura lo golpeó en la cabeza con una barra de hierro. Inconsciente lo introdujeron en un automóvil y fue trasladado hacia el Castillo de Atarés donde lo arrojaron moribundo a una fosa recién abierta y lo remataron con dos grandes pedruscos. No es hasta varios años más tarde, después de haberse producido la destrucción de la dictadura machadista, que pudieron ser rescatados sus restos, que fueron hallados el 24 de agosto de 1933.
Su nacimiento tuvo lugar en el poblado de Sagua La Grande, entonces provincia de Las Villas, el 2 de agosto de 1894.
1977. El Comandante en Jefe Fidel Castro pronuncia un discurso en el teatro “Lázaro Peña”, de la Central de Trabajadores de Cuba, en La Habana, en el acto de graduación del primer contingente de estudiantes del destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech.
Destaca el simbolismo que tenía que esos jóvenes hubiesen concluido sus estudios.
Manifiesta: “Para comprender el significado estimulante que tiene esta graduación, es necesario recordar los enormes obstáculos que ha sido necesario vencer en estos años para llegar a la alentadora situación actual de nuestra educación.
“Creemos que nadie puede discutir, en realidad, que no hay país en América Latina —y podríamos incluir al resto de este hemisferio— que haya logrado éxitos tan altos en la educación como nuestro país, sin que esto —desde luego— nos lleve a pensar que todo marcha maravillosamente, que no tenemos ninguna deficiencia, o cosas por el estilo. Pero podríamos decir que los éxitos alcanzados hasta ahora dan la medida de los que alcanzaremos en el futuro.”
Fidel recordó la crítica situación que tenía Cuba en la esfera de la educación en 1959 cuando se produjo la victoria de la Revolución.
Detalló: “¿De dónde partimos? ¿De qué partimos? De un país con un 30% de analfabetos y un 95% entre analfabetos y semianalfabetos. Algunos sabían leer un poco, y no tenían necesidad de usar la huella dactilar para firmar; pero tenían un 1er grado, un 2do grado. Un por ciento muy alto de niños —en el campo sobre todo, y también en las ciudades— carecían de escuelas y maestros.”
Comentó la labor realizada en el país primero para erradicar el analfabetismo y después porque se alcanzara la meta del sexto grado y se continuara llevando adelante la superación de diversos sectores del pueblo.
Fidel también precisó: “Porque el socialismo es la primera oportunidad, realmente, de que todo el mundo estudie, y de que todo el mundo estudie sin límites.”