1805.  Nace en La Habana Domingo Goicuría Cabrera.

Creció en el seno de una familia de comerciantes de una sólida fortuna.  A través de su existencia fue un destacado luchador independentista. En 1852 al ser deportado de Cuba se instaló en Nueva York. Allí conoció que sus bienes habían sido confiscados y que el Gobierno colonial lo había condenado a muerte. Participó entonces en la organización de la Junta Revolucionaria con sede en los Estados Unidos y fue electo Tesorero. Al frente del grupo más radical de los integrantes de dicha junta posteriormente rompió con los partidarios de la anexión de Cuba a los Estados Unidos  y dejó constancia histórica de su determinación de luchar por la total independencia de su tierra natal y la abolición de la esclavitud en un manifiesto que hizo circular en Nueva York el 10 de junio de 1855.   Algún tiempo después como consecuencia de los desengaños sufridos en los contactos que sostuvo con elementos oportunistas y aventureros, comprendió que la vía de la lucha armada era la indicada para lograr la total liberación de Cuba.

De regreso a Cuba por sus ideas  fue juzgado y condenado a muerte a garrote. Unos días antes de la ejecución en una carta dirigida a su hermano se lamentaba no haber caído en un enfrentamiento con las fuerzas españolas, pero le manifestó que sabría morir como los que defienden los derechos del hombre y contento porque la independencia de Cuba no era más que cuestión de tiempo. Un instante antes de ser ejecutado en el Castillo del Príncipe gritó con particular firmeza: ¡Muere un hombre, pero nace un pueblo!

1958.   Es asesinado en La Habana por las fuerzas represivas del dictador Fulgencio Batista, el combatiente revolucionario Eduardo García Lavandero.

Nacido en el poblado de Artemisa, como un gran martiano, desde que era un adolescente, evidenció sus inquietudes de carácter político y su preocupación por la situación que padecía Cuba. Ya en los años de la década del 40  había estado luchando contra Batista, durante la etapa que se mantuvo en el poder con el supuesto status de presidente elegido en unas elecciones. Creyó inicialmente, al igual que una parte del pueblo en la posibilidad de un cambio para el país al producirse el triunfo en las elecciones de 1944 del Partido Auténtico.

Luego del golpe de estado del diez de marzo de 1952  comenzó a combatir nuevamente a Fulgencio Batista.  Cuando  se empezó a pensar en la posibilidad de realizar por parte de José Antonio Echeverría, Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, en la Universidad de La Habana, una acción contra el dictador aceptó ofrecer las armas que tenía guardadas, pero cuando se llevó a cabo el asalto al Palacio Presidencial, en marzo de 1957, se encontraba fuera de Cuba y por eso no participó en dicha acción. Después se vinculó con integrantes del Directorio Revolucionario que se hallaban en los Estados Unidos, incluso fue nombrado segundo jefe de dicha organización.  Algún tiempo después   llegó a Cuba por la zona de Nuevitas en una expedición que había organizado el Directorio Revolucionario. Los combatientes pudieron trasladarse hacia la zona montañosa de la provincia de Las Villas y posteriormente él salió hacia La Habana. En la capital continuó preparando acciones hasta que fue descubierto cuando se dirigía hacia la  zona del barrio de Cayo Hueso donde estaba ubicada  una de las casas de reunión del Directorio Revolucionario. Se enfrentó con decisión a las fuerzas de la dictadura y resultó herido. Combatió hasta la última bala, y cuando ya no le quedaban más proyectiles en un gesto de rabia le lanzó sobre la cara a un agente del régimen dictatorial su pistola. De inmediato fue acribillado a balazos.