Efemérides habaneras. 26 de mayo
Por José Pérez – Galdós Ortiz
1799. Nace en La Habana, Cuba, Felipe Poey y Aloy.
Llegó a sobresalir como una figura cimera en la historia de las Ciencias Naturales en Cuba del siglo XIX.
No sólo fue exponente notable de la ciencia universal, sino también, en su vida ciudadana e intelectual.
Se dedicó al estudio de la naturaleza en Cuba, cuyo fascinante colorido parece tocar su sensibilidad por la investigación. Su primera obra científica estuvo relacionada con las mariposas cubanas. En cierto momento de su vida entreteje las ideas de la naturaleza, con la perfección y Dios. Quizás, en ello fue determinante su acuciosa labor de observador y coleccionista durante la preparación de su libro “Memorias sobre la Historia Natural de Cuba”, una de sus obras trascendentales. En 1861, al constituirse en La Habana la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, primera de su tipo en todo el continente, está entre sus miembros fundadores. Poco después en 1877, se funda la Sociedad Antropológica y será su primer presidente. Fue también Socio de Mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País. Con el decursar de su existencia deja atrás sus dudas de carácter místico y se hace un convencido seguidor de la teoría científica de la evolución. Su racionalismo científico no estorba su exquisita sensibilidad artística y literaria, que lo lleva a escribir versos, artículos y crítica literaria, cuentos y otras narraciones.
Su fallecimiento ocurrió en la capital cubana el 28 de enero de 1891.
1990. Fallece en La Habana el pintor Mariano Rodríguez.
Fue uno de los fundadores de la escuela de pintura de La Habana y uno de los más prestigiosos creadores cubanos en este sentido. Laboró en forma incesante en la búsqueda de nuevas formas de expresión para plasmar, desde una perspectiva universal, la escuela de lo cubano. Fue el último de los sobrevivientes de los grandes fundadores de la escuela de pintura de La Habana. Resumió en una frase el significado que le atribuyó a la pintura, al decir: “Vivir y pintar, pintar y vivir”.
Creo una obra diversa y abarcadora, universal por cubana. Fue catalogado como el pintor de los gallos, temática por la cual fue conocido internacionalmente desde los años iniciales de la década del cuarenta.
La imagen del gallo ejerció una gran influencia en él y acerca de esto señaló: “Cuando estoy en un proceso de cambio en lo que a línea de creación se refiere, pinto un gallo. Si sale bien, el cambio es positivo, y si no, no es favorable.”
Pintó hasta los últimos instantes de su vida. Su infatigable amor por lo que realizaba, su trabajo arduo, su talento excepcional, nos han permitido recibir, como legado, una vasta obra de su creación. Su colección de óleos, pasteles y dibujos quedan como patrimonio cultural de Cuba.
Había nacido en Marianao, La Habana, el 24 de agosto de 1912.