Julio Girona llegó a ser considerado un artista integral, que alternó etapas figurativas y abstractas y reflejó en sus obras vivencias de su estancia en  ciudades como París, México o Nueva York. Fue uno de los pintores cubanos más conocidos internacionalmente. Girona nació en la ciudad de Manzanillo, en la parte oriental del territorio cubano el 29 de diciembre de 1914. Inició su labor artística en el mundo de la escultura. Después fue evolucionando hasta convertirse en un maestro de la pintura, el dibujo y el grabado.

Más allá de su quehacer en el campo de las artes plásticas también incursionó en la literatura. Desde muy joven comenzó a participar en exposiciones. En 1927 viajó a La Habana y conoció a los miembros del Grupo Minorista y a otros importantes intelectuales. Tres años después ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro y cursó estudios en la especialidad de escultura. En 1934 viajó primero a Francia y posteriormente a Alemania. Siguió realizando estudios asociados con la escultura. Varios años más tarde, en 1937, se estableció en Nueva York donde fue ayudante eventual en la galería Clay Club y trabajó como dibujante y publicó caricaturas políticas en diferentes periódicos y revistas de distintos  países.

Julio Girona en 1939 retornó a Cuba y laboró como dibujante político en el periódico “Hoy”, del Partido Socialista Popular. También en ese período expuso esculturas, acuarelas y dibujos en el Lyceum. En 1940 Girona participó en el Taller de Gráfica Popular, en Ciudad México, junto a importantes artistas de ese país. Exhibió con los miembros del Taller en México y después en Cuba, y con el grabador y dibujante cubano Jorge Rigol.

A partir de 1941 residió en los Estados Unidos de América, país en el que presentó diversas exposiciones. Girona se mantuvo vinculado a Cuba puesto que también participó en exposiciones colectivas, como por ejemplo la realizada en 1961 en el Palacio de Bellas Artes como saludo al Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas Cubanos.A partir de 1968  realizó viajes a Cuba casi todos los años. Además de exponer obras, también impartió clases en el Instituto Superior de Arte y además participó en 1984 en la Bienal de La Habana. Las obras de Julio Girona  en la actualidad no sólo están en manos de coleccionistas privados sino igualmente en museos de diversas partes del mundo. Girona recibió durante su existencia múltiples premios y reconocimientos. Por la trascendencia de su labor creativa, precisamente en Cuba, en 1995 se le confirió el Premio Nacional de Artes Plásticas. Fallece en La Habana el 24 de diciembre del  2002.