Fue Alejo Carpentier quién calificó a La Habana como la ciudad de las columnas en una intervención que realizó el 17 de junio de 1966. Al respecto señaló: “Decíamos que La Habana es ciudad que posee columnas en número tal que ninguna población del continente, en eso, podría aventajarla. Pero también tendríamos que hacer un inmenso recuento de rejas, un inacabable catálogo de los hierros, para definir del todo los barroquismos siempre implícitos, presentes, en la ciudad cubana”.

Y planteó más adelante al referirse específicamente a las columnas presentes en la arquitectura habanera: “La multiplicación de las columnas fue la resultante de un espíritu barroco que no se manifestó –salvo excepciones- en pilastras salomónicas vestidas de enredaderas doradas, sombreadoras de sacas homacinas”. Alejo Carpentier,  quién llegó a convertirse en una figura cimera de la literatura cubana fue  merecedor del Premio Cervantes que otorga España. Falleció el 24 de abril de 1980 en París, cuando desempeñaba las funciones de Consejero Cultural de la embajada cubana en la capital francesa.