Entre los participantes en el asalto al cuartel “Moncada” en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953 estuvo el joven habanero albañil de profesión Juan Almeida Bosque, quién en el transcurso de los años por su participación activa en la lucha contra la dictadura batistiana y la posterior labor realizada como dirigente de la Revolución se ganó un significativo lugar en la historia de Cuba.

Su nacimiento tuvo lugar en La Habana el 17 de febrero de 1928 en el seno de una familia humilde.

Aunque por limitaciones de carácter económicos tuvo que abandonar la escuela cuando cursaba el octavo grado, siempre le gustó leer y se interesaba vivamente por el acontecer político del país.  

Cuando comenzó a trabajar en el Balneario Universitario que, por el trato diario con estudiantes, pudo tener un mayor contacto con las actividades culturales.  

Precisamente en esa instalación es que conoce posteriormente a Fidel Castro, cuando éste estudiaba en la Universidad de La Habana.

Desde los  primeros momentos se entabló entre ellos una amistad.  

Tras el golpe de estado  de marzo de 1952 realizado por Fulgencio Batista,   Almeida vuelve a relacionarse más directamente con Fidel con quién comparte la decisión de luchar contra el régimen dictatorial.

Almeida  integra una célula clandestina del Movimiento que Fidel gestaba  y participa en los entrenamientos que se fueron realizando.

Fue así como formó parte del grupo de jóvenes revolucionarios que bajo la dirección de Fidel realizan la acción prevista en Santiago de Cuba.

Meses después tras haber sido juzgado y condenado, fue internado en el Presidio Modelo de Isla de Pinos (Hoy Isla de la Juventud), donde en unión de Fidel y los demás  combatientes allí encarcelados mantuvo una postura muy firme.

En mayo de 1955 fue puesto en libertad a consecuencia de una amnistía general que el régimen batistiano se vio obligado a decretar.  Pero los agentes al servicio de la tiranía desarrollaron una vigilancia tenaz, incluso resultó detenido nuevamente.  

En febrero de 1956 salió hacia México, país donde  comenzó a participar en los entrenamientos que se realizaban en un rancho en las afueras  de la capital, con el objetivo de prepararse adecuadamente para retornar a Cuba y proseguir la lucha revolucionaria.

El 25 de noviembre de 1956 en unión de Fidel sale hacia Cuba a bordo del pequeño yate Granma.   El dos de diciembre los expedicionarios desembarcan por la zona suroriental del territorio cubano.

Tres días después son atacados en forma sorpresiva por soldados de la dictadura en la zona de Alegría de Pío.

Y pese al desconcierto ocasionado con el ataque sorpresivo y la dispersión de los combatientes revolucionarios, ante  los gritos de los soldados que los instaban a rendirse, Almeida señaló con voz enardecida: “¡Aquí no se rinde nadie c………”

En los días posteriores encabeza un pequeño grupo de combatientes  que sin conocer el terreno por donde avanzaban y ni siquiera tener la certeza que Fidel no hubiera sido ultimado o hecho prisionero, trataban de dirigirse hacia las zonas montañosas.

Con la ayuda de campesinos es que pueden volver a reunirse con Fidel y  apoyan resueltamente su determinación de mantener en alto las banderas de la lucha revolucionaria.

En el transcurso del año 1957 Almeida participa entonces de modo activo y decisivo en la lucha revolucionaria en el territorio cubano y ya el  27 de febrero de 1958 es ascendido a Comandante.

Entonces Fidel le encomienda la dirección del Tercer Frente Oriental que se crearía. Ese Tercer Frente se identificó con el nombre de Mario Muñoz Monroy, médico revolucionario que participó, como parte del grupo que encabezó Abel Santamaría, en la ocupación del hospital Saturnino Lora, situado frente a la parte trasera del cuartel “Moncada”.

El doctor Mario Muñoz fue vilmente asesinado unas horas después cuando era conducido como prisionero desde el hospital hasta la instalación militar.

Al frente del Tercer Frente Oriental  Juan Almeida contribuyó al desarrollo de las acciones combativas del Ejército Rebelde hasta lograr la aniquilación de la dictadura batistiana.

Posterior al triunfo de la Revolución el Comandante Juan Almeida fue uno de los más prestigiosos y admirados dirigentes. Desempeñó con la sencillez que le caracterizó diversas responsabilidades en la dirección del Partido y el Gobierno.  Fue miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y Vicepresidente del Consejo de Estado.

Y más allá de su aporte como dirigente de la Revolución, también como creador fue autor de diversas canciones, así como escribió varios libros.

Por sus muchos y relevantes méritos recibió múltiples condecoraciones y órdenes nacionales e internacionales, entre los que destacan el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de primer grado.

El Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque falleció en La Habana el 11 de septiembre del 2009.

Dos días después en una Reflexión que elaboró Fidel señaló: “Defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra. ¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!”

Escuche un testimonio del Comandante Juan Almeida, realizado por la creadora y cineasta norteamericana Estela Bravo