Con sólo 20 metros de largo y tres de ancho la calle Enna es la más corta de las vías en la capital habanera.

Esta calle, llena de adoquines, se localiza en La Habana Vieja cerca del monumento El Templete. Ha recibido varias denominaciones a lo largo de la historia como: Callejón de la Ceiba, El Boquete de la Ceiba, Narciso López, o Ceiba del Templete. Esta pequeña calle, creada a inicios del siglo XVI, tuvo por nombre original El Boquete de la Ceiba, pero desde 1851, el Capitán General de Cuba, José Gutiérrez de la Concha, la hizo nombrar Enna, en honor al General, Segundo Cabo, Manuel Enna, quien murió en agosto de 1851 a consecuencia de las heridas recibidas en la acción del Cafetal de Frías, en Pinar del Río, combatiendo a los hombres que vinieron en la segunda expedición anexionista capitaneada por Narciso López.

Esta calle fue testigo en noviembre de 1519 de la primera misa fundacional de la Villa de San Cristóbal de La Habana en nombre de los Reyes de España.Dicha pequeña vía resulta  transitada  por múltiples turistas nacionales y de otras partes del mundo que aprecian además la presencia de artistas que hacen de estatua viviente, así como de pequeños puestos artesanales y niños de la vecindad jugando.

Villa de San Cristóbal de La Habana

Fue la última de las siete villas fundadas en la isla de Cuba, en este caso  por el conquistador Pánfilo de Narváez, bajo las órdenes de Diego Velázquez. El 16 de noviembre de 1519 a la sombra de una Ceiba que por allá existía, casi frente al mar, donde se ubica desde el 1828 el monumento El Templete, se celebró  la primera misa y el primer cabildo, y se declaró fundada la villa, con el nombre de San Cristóbal de La Habana. Su patrimonio histórico, arquitectónico y sobre todo cultural, expresado en la fusión entre europeos, africanos y aborígenes en un inicio, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos, convierten a la ciudad en una importante receptora de turismo internacional y en el centro de la vida nacional.