Añeja en el tiempo con sus  cinco siglos de existencia y engalanada con significativas plazas y edificaciones de grandes valores artísticos y arquitectónicos, entre ellos otroras fortalezas militares de la época colonial, La Habana Vieja recibió la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgado en 1982 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, UNESCO.

El conjunto arquitectónico de La Habana Vieja abarca toda la zona comprendida dentro de las antiguas murallas que en el siglo XVIII circunvalaron la ciudad, así como la ampliación urbana realizada durante una parte de la siguiente centuria y las fortificaciones construidas para la defensa de La Habana entre los siglos XVI y XVII.

En el centro histórico urbano de la capital cubana se localizan plazas, edificaciones y monumentos de gran valor histórico y ambiental. Algunas de esas edificaciones cuentan varios siglos de existencia y muestran en su  arquitectura una variedad  de estilos que van desde el neoclásico hasta el barroco.

La Habana Vieja presenta a su vez el encanto de ser una zona urbana que se rejuvenece en forma constante al compás de la vida de sus pobladores y de la labor que se realiza  para lograr su debida restauración y conservación.

ANTIGUAS MURALLAS

En el actual Centro histórico urbano de La Habana se hallan los restos de lo que fue una muralla de cantería, con sus baluartes, garitas y puertas de puentes levadizos, construida en 1698 con el fin de proteger la ciudad del ataque de corsarios y piratas que ponían en peligro la vida de los peninsulares y las riquezas que la corona almacenó en la villa.

Esta muralla iba desde La Punta hasta el Arsenal. Su extensión era de 4 892 metros, tenía 1,40 metros de espesor y 10 de altura; y contaba con una dotación de 3 400 hombres y un armamento de 180 piezas.

La muralla marcaba la separación entre La Habana intramuros y extramuros.