La Habana cuenta con varios otrores castillos, algunos de los cuales datan de la época colonial y gozan de gran celebridad, como son los casos del Real de la Fuerza, el de los Tres Reyes Magos del Morro, el de la Punta y el de San Carlos de La Cabaña.

Y entre las edificaciones del siglo veinte también identificadas como castillos, aunque con mucho menos relevancia que las anteriormente citadas, se encuentra el de Averhoff, que se localiza en el territorio del municipio Arroyo Naranjo.

El castillo de Averhoff  se  halla situado en la única colina del barrio de Mantilla, por lo que desde su interior se puede divisar una parte considerable de la capital cubana. Se trata de un castillo inglés con pretensiones neoclásicas y techos rocosos. 

La construcción de este castillo en la finca San Carlos  se inició en 1912 y cinco años después fue utilizado como residencia por el matrimonio formado por Octavio Averhoff, quién llegó a ser Rector de la Universidad de La Habana, y Celia Sarrá, hija de un magnate azucarero.

Esta edificación que se halla en la parte sureste de la capital cubana cuenta con sólidas paredes que fueron levantadas con piedras azules extraídas de una cantera cercana y talladas a mano.

Las tejas del Castillo de Averhoff fueron traídas desde Chicago y el granito y los mármoles procedieron de Italia.

Se estima que la madera fue extraída de alguna zona selvática de Sudamérica.  

El castillo  tiene tres plantas, utilizadas antaño una para recibir visitas y organizar fiestas, otra para los huéspedes y la superior para albergar a los cuarenta criados que tenía la familia.

Averhoff y su esposa sólo iban al castillo por temporadas relativamente breves. Allí organizaban fiestas escandalosas.

En 1933 el castillo sufrió serias afectaciones. Al producirse el derrocamiento del dictador Gerardo Machado el pueblo arremetió contra esta edificación puesto que su dueño había sido un incondicional defensor y servidor de la dictadura machadista.

Relacionado con este castillo hay una historia algo trágica ya que se afirma que en esta edificación fue asesinado a puñaladas por la espalda el capataz de Averhoff.

Todo hace indicar que su desenlace fatal estuvo íntimamente asociado con problemas de mujeres, puesto que se cuenta que dicho capataz era un verdadero Don Juan.

Después de ocurrida su muerte se empezó a rumorar que por el castillo se paseaba un fantasma.

Este castillo que durante años estuvo sepultado un tanto en el olvido cobró cierta celebridad o por lo menos llamó más la atención a partir de 1976 cuando fue escogido para servir de sede a la Asamblea Provincial del Poder Popular en la entonces provincia de La Habana, que agrupaba a los municipios y poblados que se hallaban más allá del área de la capital cubana.

A partir del 2011 fue destinado a servir de sede al Instituto Pre-universitario del municipio Arroyo Naranjo.