En el municipio Arroyo Naranjo, en La Habana, la Casa de Cultura se identifica como Justo Vega, quién fue un gran cultor de la música campesina y fue residente de dicho territorio.

Específicamente esta institución se localiza en el Consejo Popular Víbora Park.

Los antecedentes históricos del inmueble que actualmente ocupa la Casa de Cultura data de los años veinte de la pasada centuria.

Los terrenos que comprende pertenecían al Banco Español que edificó cuatro viviendas con el mismo estilo arquitectónico, lo cual le dio una notoriedad a este lugar. 

Posteriormente ante una situación de crisis el banco distribuye esas casas entre sus principales acreedores.  

Los primeros inquilinos fueron el dueño de una fábrica de refrescos y una popular actriz.

Años después en la segunda mitad de la década del cuarenta,  la casa fue vendida a un concejal del gobierno auténtico quién la habitó por poco tiempo y seguidamente la transfirió a un grupo de médicos y enfermeras que fundaron una clínica, la cual tuvo un corto período de vida. Fue puesta  en venta la casa una vez más. Su nuevo propietario, de apellido Mauline,  instaló allí una funeraria.

En 1976 con la nueva división política administrativa aplicada en el país surgió el municipio Arroyo Naranjo. 

A finales de la década de los setenta se decidió por la dirección municipal del Poder Popular construir otra funeraria y también con posterioridad se empezó a remodelar la edificación donde había funcionado la Mauline con el objetivo de destinarla a servir de sede a la Casa de Cultura Municipal, la que se crea en el año 1988.

En esta Casa de cultura se ofrecen cursos a los aficionados, se realizan talleres con la participación de destacados artistas y se promueve  la incorporación activa de la población, con el propósito de desarrollar habilidades para la creación y proporcionar conocimientos en la apreciación de las diferentes manifestaciones. 

Esos talleres de creación constituyen la cantera para la formación de las unidades artísticas, cuyos niveles de categorización garantizan la calidad técnica, a quienes trabajan por la diversificación de los formatos en música, danza, en el incremento del repertorio con el folclor cubano, así como  el interés por la literatura entre los grupos infantiles de repentismo. 

También en la esfera de las artes plásticas se  logra el crecimiento de la producción de obras, cuyos resultados se aprecian en la materialización de importantes proyectos fundados en el ámbito local.

Igualmente se desarrollan programas infantiles que agrupan a niños y adolescentes con inquietudes artísticas y se  les enseña actuación y a confeccionar sus propios instrumentos de trabajo, como por ejemplo los títeres.

Además se organizan actividades destinados a los ancianos y programas especiales para los discapacitados. De forma sistemática se atiende el hogar La Castellana, para personas con retardo mental y síndrome de Down, donde se han alcanzado resultados significativos.