CEMENTERIO DE COLON
Por la gran cantidad de monumentos de escultores nacionales y extranjeros de disímiles manifestaciones arquitectónicas y estilos, el cementerio Colón de La Habana resulta de gran significación y es además fuente de atracción para aquellos que visitan la capital cubana y se sienten cautivados por apreciar el arte funerario en nuestro país.
El Cementerio Colón es el mayor de Cuba y uno de los más grandes de América Latina. Constituye una verdadera necrópolis y su estructura es rectangular en forma de campamento romano. Está compuesto por una retícula de calles, manzanas y lotes.
Resalta la grandiosidad de su portada que está rematada por un conjunto escultórico que simboliza las tres virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad.
Este conjunto escultórico fue obra del escultor cubano José Villalta de Saavedra, autor también de otros monumentos importantes en este cementerio, como el erigido en homenaje a los ocho estudiantes de medicina fusilados por los españoles en 1871, y el de la figura de la madre con su niño en brazos, identificado como La Milagrosa.
La historia de este cementerio habanero data de 1854 cuando el gobernador Marqués de la Pezuela proyectó la construcción de una nueva necrópolis en La Habana, pero no pudo llevar a cabo entonces dicha idea. Cuatro años después, el ayuntamiento habanero nombró una comisión para determinar la elección de un terreno adecuado para la construcción del nuevo cementerio.
Inicialmente fue escogido un cuadrilátero en la falda oeste del Castillo del Príncipe, pero esto resultó impugnado por las autoridades militares y también por el Obispo. Este último alegó que no era el Ayuntamiento, sino el obispado quién tenía el derecho a construir el cementerio.
En definitiva el consejo superior de administración y el Gobierno de Madrid aceptaron los argumentos del obispo teniendo en cuenta el carácter religioso de los cementerios en aquellos instantes.
Fue entonces autorizado por Real Decreto el 28 de julio de 1866 la construcción del cementerio con la observación de que se pusiese el Obispo de acuerdo en la selección del terreno con las autoridades locales. Aunque el Cabildo habanero ratificó la propuesta del terreno previsto, finalmente dicha selección no fue aceptada y entonces la comisión encargada al efecto escogió un rectángulo de cuatro caballerías, algo más de 53 hectáreas, al final de la identificada como zona del Vedado.
En 1870 la junta del cementerio nombró una comisión encargada de redactar las bases para un concurso público con el objetivo de promover la construcción de lo que después sería el cementerio Colón.
Finalmente el 30 de octubre de 1871 se inició la construcción de dicho cementerio cuando se colocó la primera piedra y las obras fueron concluidas casi quince años después, es decir, el dos de julio de 1886.
El arquitecto de este cementerio fue el español Calixto de Loira, quién también proyectó el primer panteón construido en este sitio, la Galería de Tobías. A él le cupo la triste suerte de que su cadáver fuese el primero en ser enterrado allí el 29 de septiembre de 1872, es decir poco tiempo después de haberse iniciado las obras.