En La Habana existe un complejo cultural gastronómico que se identifica como Dos Gardenias, nombre de la célebre creación musical de Isolina Carrillo.

Este centro constituye una importante instalación cultural en el que la buena cocina, la música y la cultura propician que sus visitantes puedan disfrutar a plenitud. 

Ese complejo turístico cultural pertenece a la compañía de restaurantes y cafeterías Palmares, Sociedad Anónima, y se ubica en la céntrica avenida Séptima esquina a 26 en Miramar, municipio Playa.

Esta instalación fue inaugurada en 1994. Cuenta con varios restaurantes, como el Gambina, con comida italiana, El Bodeguero, con comida criolla y el Shangai, con comida china y cantonesa.

También el Complejo tiene el Pain de Paris, una Licorera Bombonera y una Casa del Tabaco. 

 El visitante puede disfrutar del Trobar, con karaoke, humor, invitados de la trova y música grabada y el Salón del Bolero, sitio especial para los amantes de este género de la música popular.

Este insigne salón es calificado por muchos como El Templo del Bolero.

Isolina Carrillo tuvo una vida larga y fecunda.

Su existencia transcurrió entre 1907 y 1996 es decir falleció cuando contaba 89 años.

Ya en los años de la década del cuarenta en el siglo veinte varias de sus creaciones musicales alcanzaron notoriedad.

Entre sus obras se encuentran las tituladas Canción sin amor, Sombra que besa, Increíble y la que más fama le aportó la identificada como Dos Gardenias.

Esta singular compositora también se desenvolvió durante su vida artística como pianista acompañante y trabajó como repertorista en el Instituto Cubano de la Radio y la Televisión. 

En los últimos años de su vida fue la figura principal, la anfitriona, del restaurante y complejo cultural que se identifica precisamente con el nombre de su obra musical.

En este centro ella se presentó en unión de otros artistas cubanos que por lo regular interpretan boleros y canciones de corte romántico.

En relación con su creación titulada Dos Gardenias, Isolina afirmó que era simplemente un himno al amor.

Y aseguró: “No dice que no te quiero, que te desprecio, ni te maltrato. Dio la casualidad que al público le cayó bien y constituyó todo un éxito.”

Fue su esposo Guillermo Arronte, barítono de la Opera Nacional quién estrenó esta creación musical que fue registrada el 23 de abril de 1947 y tuvo amplia repercusión durante una extensa gira por Sudamérica.

Después la incluyó en su repertorio el puertorriqueño Daniel Santos, quien realizó la primera grabación de dicha creación y la popularizó internacionalmente con la orquestación de Dámaso Pérez Prado. Más tarde fue cantada por otros relevantes intérpretes.

Llegó a ser considerada entre los mitos del bolero en el Caribe, Latinoamérica y otros lugares del mundo.