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Fecha: 16/07/2019

MONUMENTO A MÁXIMO GÓMEZ EN LA HABANA

En La Habana existe un monumento erigido a quién fuera el Jefe del Ejército Libertador cubano  en el siglo XIX, el  Generalísimo de origen dominicano Máximo Gómez Báez.

Ese monumento está muy cerca  del Castillo de San Salvador de la Punta y de la  entrada oeste de la entrada del túnel que cruza por debajo de la bahía habanera.

Fue inaugurado el 18 de noviembre de 1935. Ese día hubo un desfile militar en el que también participaron algunos veteranos de las guerras de independencia de Cuba.

La estatua ecuestre de bronce está de frente al mar. Se encuentra sobre un amplio pedestal de mármol y granito. Cuenta además con una fuente en la parte anterior. 

El monumento consta de tres cuerpos, el primero de los cuales en bajorrelieve simboliza en dos grupos de hombres y mujeres los sacrificios del pueblo cubano. El segundo cuerpo del monumento está formado por una masa de autorelieves en los que se destacan a los luchadores independentistas  y el pueblo y estas figuras ascienden hacia el tercer cuerpo que está formado por un templete de columnas dóricas que simboliza el Templo de la Patria.

Las figuras del segundo cuerpo forman a su vez el pedestal de la estatua. 

En el monumento,  Máximo Gómez aparece en traje de campaña, con la cabeza desnuda y la mirada en alto. Se halla en actividad de refrenar con las bridas el caballo.

Para la realización de este monumento se hizo pública en mayo de 1916 la convocatoria de un concurso mediante el que se elegiría el proyecto a utilizar para rendirle homenaje al General Máximo Gómez Báez.

En las bases del concurso se establecía que este monumento debía responder a las exigencias de las esculturas ecuestres, como por ejemplo que si el prócer era extranjero debía estar mirando al mar y que cómo Gómez había fallecido de muerte natural, el caballo debería tener todas sus patas apoyadas en el suelo.

A la convocatoria que estuvo abierta hasta 1919 se presentaron cuarenta concursantes.

Los proyectos presentados fueron mostrados en los salones del moderno hospital municipal General Freyre de Andrade, próximo a inaugurarse por esa fecha.

Para sorpresa de muchos, el jurado  optó por el diseño del joven italiano Aldo Gamba, quien aunque había hecho estudios y trabajos en su país de origen, lo cierto es que carecía de una producción importante que lo avalara para tal consideración.

Hubo una acalorada polémica. La Asociación Cubana de Pintores y Escultores, en consonancia con la prensa, impugnó la propuesta de Gamba. La polémica llegó hasta la Cámara de Representantes.

El dictamen fue anulado, más el italiano presentó un recurso judicial.

En definitiva, las tardanzas procesales del caso legitimaron la elección inicial. 

La culminación de la obra estaba prevista para el año 1925, en ocasión de la conmemoración del vigésimo aniversario de la desaparición física del Mayor General Máximo Gómez, pero la misma se vio en riesgo sobre todo por la indolencia de los gobiernos de turno durante la crisis económica y política de esos años.

Por fin, después de casi dos décadas  de lanzada la idea inicial, el majestuoso monumento fue inaugurado oficialmente en su emplazamiento de la Avenida del Puerto entre Montserrate y Zulueta,

 

 

 

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