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publicado el 19/11/2024

Bienal de La Habana fomenta el análisis sobre la descolonización

La XV Bienal de La Habana en su evento teórico acogió el lunes la conferencia Descolonizar los aprendizajes, del experto Ramón Grosfoguel, de Puerto Rico.

El encuentro se desarrolla hasta el 22 de noviembre en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, y este lunes abrió debate con una pregunta: ¿Qué significa la descolonización en el siglo XXI?

El especialista Grosfoguel ofreció una mirada antiimperialista descolonial ante el imperialismo interseccional y los «decoloniales pro-imperiales» existente en la actualidad.

Puso como ejemplo de "decoloniales pro-imperiales" a los grupos de artistas de origen cubano y latinoamericano que ahora atacan a la Bienal habanera, siguiendo las lógicas del imperialismo.

El ponente señaló que estos nunca se han pronunciado contra otras conocidas bienales que han invitado a representaciones de países implicados en acciones de genocidio o que están al frente de la destrucción del planeta.

Afirmó que cualquier proyecto descolonial debe empezar por tener identificado de qué nos estamos descolonizando, y debe ser del poder imperial, tal como lo plantearon grandes pensadores desde el siglo XIX hasta el actual.

Grosfoguel recordó que en las bases del capitalismo y del imperialismo está el legado de la expansión colonialista europea que trajo consigo lógicas de dominación de su civilización en ese momento histórico.

A través del colonialismo ellos fueron destruyendo todo a su paso y sometiendo por la fuerza a otras poblaciones en diversos continentes, imponiendo sus elementos de jerarquía en las sociedades, explicó el investigador.

Mencionó que en uno de sus libros identifica 16 jerarquías de dominación implantadas por los colonizadores europeos.

Apuntó que el capitalismo desde el primer día que se fundó se organizó con todas estas lógicas de dominación.

Grosfoguel precisó que no se puede pensar hoy en el capitalismo sin el racismo, el patriarcado de la cristiandad, sin el eurocentrisno, el ecologicidiio y hasta el gusto artístico y de belleza occidental impuesto desde entonces.

Advirtió que los decoloniales-proimperiales son parte de la nueva ofensiva ideológica lanzada contra la región latinoamericana.

Dijo que el imperialismo siempre busca dividir a la izquierda y utiliza a ciertos grupos como instrumentos de sus intereses y los convierte en una seudoizquierda activamente movilizada contra la verdadera izquierda.

Grosfoguel aclaró temas como la poca profundización teórica de los grupos decoloniales-proimperiales.

También abordó otros asuntos como la negación de la negritud a partir de una definición capitalista de la identidad y sobre la necesidad de desterrar paulatinamente patrones de discriminación racial reproducidos por sociedades en procesos de construcción socialista.

Exposición Cuarenta años con la Bienal de La Habana

Exposición Cuarenta años con la Bienal de La Habana. Foto: Jorge Pérez

La Estación Cultural de Línea y 18, en el Vedado capitalino acoge hoy la exposición colectiva “Cuarenta años de arte cubano en las bienales de La Habana”.

Inaugurada la víspera con un concierto de la orquesta de guitarras Sonatas Habaneras, la muestra recoge las obras de destacados artistas como Alexis Leiva Machado (Kcho), Roberto Fabelo y Lesbia Vent Dumois, expuestas en anteriores ediciones de la Bienal de La Habana.

En su presentación, el director del evento Nelson Ramírez de Arellano, explicó que la exposición, como una de las más importantes de esta edición, reúne a creadores que, según afirmó, han dejado una huella indeleble en la memoria de la ciudad y de la Bienal a lo largo de estos 40 años.

Por su parte, el artista conceptual Felipe Dulzaides comentó, en exclusiva para Prensa Latina, que su obra en exposición fue presentada anteriormente en la XI Bienal de La Habana en 2012, y constituye una instalación que representa la identidad inscrita en los murales colgados al fondo de las aulas cubanas.

Asimismo, señaló que volver a exponer su arte permite volver a darle su reconocimiento a este fenómeno como práctica instalada en el país y que llega a formar parte de la cultura nacional por su presencia, no solo en escuelas, sino en hospitales y otras instituciones cubanas.

Ara Starck en La Habana

Exposición de Ara Starck. Foto: Archivo

Como suerte de “horizonte compartido” en el más allá de sus posibles límites, dentro de la presencia francesa en la edición 15 de la Bienal de La Habana, Ara Starck está aquí con nosotros, y con ella su mundo ingenioso múltiple de colores, de trazos y texturas, tal como asegura el señor Laurent Burin Des Roziers, excelentísimo embajador de Francia en Cuba.

Y es que la vida artística de Ara es un itinerario también múltiple de cruces, viajes, contextos, culturas, visualidades. Entre París y Nueva York, la hija del célebre diseñador Philippe Starck, ha expandido un universo reinventado de colores, de formas, de grafías, al punto de estar en todas partes, en todos los soportes. Sus obras están en los techos, en los pisos, en respaldos y cabezales, en muros, en caballetes, en vitrales y plus.

Ara es una prolífera artista, una gentil dama que sabe muy bien cómo combinar y asociar pigmentos para filtrar los colores más antojados y componer con ellos los planos entrecruzados, huidizos y en permanencia que estructuran sus visualidades. Como diestra encantadora maniobra la perspectiva con elegante sentido y exquisita maestría técnica. Furiosa, posesa, encrespada, al tiempo que sosegada, lacia y moderada manipula “la teoría del color” como travesía segura al adivinar lo que el ojo del espectador demanda para aderezar lo que ve, lo que siente y precisa. Como su padre, ella es la reinvención encarnada de lo erigido como acto único y hermoso, su sello está, y aun siendo no permite recurrencias. Una obra distinta que, en su ir y venir de pintura al vitral, transforma lo aparencial más allá de lo mirado.

Para nuestra Habana en Bienal, Ara confiesa que cuando la invitaron a exponer en la galería del Palacio de Gómez, se le abrió una imaginación de colores, de vida, de fantasmas, de apariciones. No haría una selección de cuadros preexistentes, quería imaginarse a Cuba, a la Habana Vieja y pensó en las pinturas como un paseo fantasmagórico, a través de una visión anticipada de lo que Cuba le inspiró. Y sí, Ara Starck y La Habana, se unieron en expansión del color y los colores. Visión física, real, objetiva e igualmente ensoñada, elucubrada, imagen imaginada en los distintos imaginarios, los de ella y los nuestros.

Frente a los lienzos de Ara, pendulantes sobre los muros de la galería de la Alianza Francesa en Prado y Trocadero, el color mixturado en las piezas de gran formato, simula ir hacia un más allá de lo que el ojo ve y del simple efecto cromático, como generador de emociones y sensaciones, de efectos y vibraciones; el color siendo encanto de la vista, seducción de los sentidos, es expresión, esplendor, fantasía y cántico de los afectos. Y sí, pues su dibujo es prosa y método, especie de poesía y musicalidad que atraviesa y supera la sensación de lo formar y hasta del lenguaje en potencia evocadora, idea emocional, sentir y belleza franca.

La exposición personal de Ara Starck nos acompañará hasta el 20 de diciembre próximo, seguirá dialogando con la diversidad de expresiones creativas que la agenda de la 15 Bienal de La Habana nos trae en este 2024-2025. Y tal como hemos podido acceder en los encuentros con la artista, a sus caminos construidos en el cosmos de la creación plástica, los itinerarios y armazón de sus visualidades, la ocasión señala solo la apertura de una puerta a parte de su gran obra, como quien presagia que es el inicio de futuras alianzas, para seguir adentrándonos en esos modos tan particulares de combinar pigmentos para inventar nuevos colores y efectos.

“En los lienzos que Ara nos muestra está la concreción poderosa de la transparencia, la opacidad, la solidez, la estabilidad, el equilibrio y el brillo al fusionar varios materiales para llegar a las tonalidades que ella imagina, sueña y recrea. En la síntesis aditiva o sustractiva, Ara Starck desafía el predominio de colores primarios y secundarios para ajustar sus propios colores y así, la fuente, el modelo y el ojo detector, recolocan la coloración de lo mirado en función de sus partes, como vehículo expresivo de sutiles mensajes estéticos, emocionales, personales”, nos comentaba el señor Embajador de Francia. Sin lugar a dudas, es cierto que la creadora complicita de manera muy singular y elocuente lo que el matiz, la luminosidad y la crominancia, ponderan en la obra y en nuestra percepción de ella.

Para Xavier d’Arthuys, gestor del proyecto, “el trabajo de Ara Starck es un gesto generoso. Crear no es una negociación ni mucho menos una deuda, es un gesto. Una ofrenda que nos invita al encuentro. Una ola que arrasa con todo a su paso. Va más allá de la dimensión estética para invitarnos a vivir a pesar de todo. Una ola creciente y sensual”.

Celebremos la oportunidad que nuestra Habana en Bienal nos regala, al acoger a Ara Starck y sus pinturas. La Habana se suma a ese circuito elegante que, de Milán, París, Nueva York, Madrid o Venecia, lo multidisciplinar de Ara y sus obras va suscitando como posibilidad al reencuentro y la siempre bienvenida.

(Tomado de Cubadebate)

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